Leyendo hoy algunas noticias, me tropiezo con los tweets que @IzarraDeVerdad envía, donde se ven algunos documentos oficiales firmados por el Presidente de la República desde su convalecencia en Cuba (cosa cuya legalidad es discutible); pretendiendo demostrar así, la mejoría del mórbido mandatario. Salta a la vista, según se puede ver en la foto anexa, cómo en una sola hoja de punto de cuenta el ¿cargo? de Comandante Presidente aparece cuatro veces. Semejante cosa me conectó a mi artículo anterior, y como negar no puedo mi condición de abogado y me fui a revisar mi Constitución y asegurarme de lo que quiero decir.
El Artículo 21 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela dice: “Todas las personas son iguales ante la ley; en consecuencia:…/… 3. Sólo se dará el trato oficial de ciudadano o ciudadana, salvo las fórmulas diplomáticas”. Es decir, para referirse al susodicho solo es oficialmente aceptable “Ciudadano Presidente de la República”. Por si acaso las dudas, me voy a los artículos 225 y siguientes de la carta magna para cerciorarme, y sólo consigo cosas como estas: “Artículo 226. El Presidente o Presidenta de la República es el Jefe o Jefa del Estado y del Ejecutivo Nacional, en cuya condición dirige la acción del Gobierno.” . Sin embargo, mi necia incredulidad me dice: ¡de repente son vainas de algún edecán! y busco sobre la condición de Comandante en Jefe del Presidente de la República contenida en el Artículo 236, el cual reproduzco: “Son atribuciones y obligaciones del Presidente o Presidenta de la República:…/… 5. Dirigir la Fuerza Armada Nacional en su carácter de Comandante en Jefe, ejercer la suprema autoridad jerárquica de ella y fijar su contingente.”. …. ¡Nada que consigo dónde aparece la cosa…Chico, métele a la informática! Y me dispuse a poner “Comandante Presidente” en la búsqueda del Adobe Reader que me espetó: “Reader finalizó la búsqueda del documento. No se encontró ninguna coincidencia”
¡Y es que no es ninguna coincidencia!
El desprecio por el significado de la palabra ciudadano (ver entrada anterior) es evidente, es parte del discurso político oficial hacer ver que el Presidente de la República no es igual al resto de los venezolanos, simplemente ni él ni nosotros somos ciudadanos. El Comandante manda, el ciudadano cumple deberes y ejercer derechos. En una suerte de Kim Yong il tropical, en malaza copia de los regímenes comunistas, el líder del régimen agrupa en su persona los intereses del pueblo y por ello, se encuentra sobre el bien y el mal, permitiéndose el ejercicio del poder hegemónico.
Un “Ciudadano Presidente” está sometido a las leyes. Sobre su ejercicio se ejercen diversos niveles de control legal, político y ciudadano; sus decisiones son producto de consultas a su equipo de gobierno, a los partidos políticos que lo apoyan y a los ciudadanos en general. Un “Comandante Presidente” da órdenes, manda, repite la fórmula aprendida en el cuartel “Ordene y entendido”; sus decisiones son tomadas desde “la soledad del poder” (ver Carta al Chacal) creyendo que su saber y entender recoge la voluntad nacional y si no ¡Se la calan!. “Comandante Presidente” es la versión contemporánea de “Benemérito”, “Caudillo”, “Jefe”, “Duce”, “Führer”, es la personalización del Autoritarismo. Un “Ciudadano Presidente” es tal, por haber llegado por los votos. Un “Comandante Presidente” llega por vías de hecho. La legitimidad de la razón o la fuerza. Pudiera pensarse que se trata de adulancia rastrera, pero lo cierto es que el detentador del poder firma orgulloso sobre la línea “Comandante Presidente” lo cual evidencia su consustanciación con el desprecio a la ciudadanía.
La pérdida del tratamiento de ciudadano, opera en una relación “inversamente proporcional” entre el ciudadano común y el ciudadano que ejerce el poder público. En el caso del ciudadano común dicha pérdida implica la cesión de derechos y el incremento de deberes ilegítimos, para el funcionario dicha pérdida implica una disminución de responsabilidades y el incremento de la discrecionalidad arbitraria.
Hacernos llamar ciudadanos cada vez que sea posible puede ser un buen comienzo. Debemos insistir al liderazgo político alternativo que se dirijan a nosotros como ciudadanos. Para lograrlo, es fundamental conocer nuestros derechos y deberes fundamentales y buscar en el quehacer diario oportunidades para hacerlos valer o cumplirlos según sea el caso. Una clave nos deja Don Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno es la paz”
De acuerdo contigo Vicente, esperemos que la situación se revierta pronto y pacíficamente. Alejandro Márquez
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